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Gonzalo Romero Martín, María Angeles Caraballo Pou 
, Carmen Merchán Hernández
Aunque existe un amplio espectro de literatura académica acerca de la cuestión de la polarización afectiva en Estados Unidos, en la última década ha proliferado el interés por el contexto europeo. Este trabajo pretende profundizar en las dos principales dimensiones de la polarización afectiva. En primer lugar, la dimensión individual, referida al discurso político y a la relación entre individuos y élites políticas. En segundo lugar, la dimensión institucional, relacionada con la irrupción de los sistemas multipartidistas. Los resultados muestran cómo la atomización del espectro político conlleva que el estudio de la animosidad sea aún más complejo. El presente trabajo nos lleva a concluir que, a pesar de los avances, es necesario continuar profundizando en el análisis de la polarización afectiva, especialmente en sus efectos sobre la calidad de las instituciones ya que, al desencadenar enfrentamientos entre individuos y entre partidos, se acaban postergando políticas clave que requieren amplios consensos parlamentarios.
While there is a considerable range of academic literature on affective polarisation regarding the United States, interest in the previously largely ignored European context has multiplied in the last decade. This paper aims to delve into the two main dimensions of affective polarisation. First, the individual dimension refers to the political discourse and the relationship between individuals and political elites. Second, the institutional dimension is related to the irruption of multiparty systems. The results highlight that the atomisation of the political spectrum renders the study of animosity even more complex. Our research leads us to conclude that, despite the advances, it is necessary to carry out an in-depth analysis of affective polarisation, especially into its effects on the quality of institutions. By unleashing confrontations between individuals and parties, affective polarisation results in the postponement of key policies that require broad parliamentary consensus.
