La economía europea ha perdido impulso este año en un contexto de elevado coste de la vida, atonía de la demanda exterior y endurecimiento monetario. Aunque se espera que la actividad económica se vaya recuperando gradualmente, las previsiones de otoño de la Comisión Europea revisan a la baja el crecimiento del PIB de la UE en comparación con sus previsiones de verano. Se calcula que la inflación ha caído a un mínimo de dos años en la zona del euro en octubre y que seguirá disminuyendo durante el período de previsión.