La recuperación de la economía europea que se esperaba tras la pandemia se ha visto afectada por la sucesión de perturbaciones de oferta, cuyo origen es esencialmente geopolítico. La crisis energética, exacerbada por la guerra en Ucrania, junto con las disrupciones de las cadenas de suministro y la ralentización de los intercambios internacionales han frenado el crecimiento y generado un brote de inflación inaudito desde la creación del euro. La política fiscal ha ayudado a amortiguar hasta cierto punto el impacto del shock. Sin embargo, de cara al futuro, el margen de maniobra presupuestaria se ha estrechado como consecuencia de la reactivación inminente de las reglas fiscales de la mayoría de los países exceden los umbrales de deuda o de déficit), y sobre todo de la subida de tipos de interés. Algunos países han aprovechado su mejor situación fiscal para desplegar ayudas de Estado, cuyo carácter disperso no sirve sin embargo para afrontar los retos globales. La débil capacidad fiscal común, junto con la provisionalidad del Next Generation, es la principal carencia ante estos retos.
Though the European economy was expected to recover strongly in the aftermath of the pandemic, performance has been hampered by a succession of shocks essentially of a geopolitical nature. The energy crisis, exacerbated by the war in Ukraine, together with a cascade of supply chain disruptions and a sharp slowdown in global trade, have affected economic growth while also paving the way to an inflationary process without precedent since the creation of the euro. Fiscal policy has helped cushion to some extent the impact of the shock. Looking forward, however, fiscal space has narrowed as a result of, on the one hand, the imminent reactivation of European fiscal rules – with a majority of countries exceeding debt or deficit limits—and, on the other hand, higher interest rates. Some countries have used their more favourable fiscal position to deploy sizeable amounts of state aid, an ineffective instrument to tackle common challenges, apart from distorting the internal market. The limited common fiscal capacity, along with the provisional character of Next Generation, emerges as the key obstacle to address geopolitical risks