Valencia, España
La Unión Económica y Monetaria (UEM) se ha visto afectada por tres shocks de dis- tinta naturaleza y, en consecuencia, ha ido transformando su gobernanza para hacerles frente, pero siempre lo ha hecho con retraso.
Los tres shocks analizados son la crisis finan- ciera de 2008, la pandemia del C 2 -19 Ë las consecuencias de la invasión de Ucrania. Dada la distinta naturaleza de los mismos financie- ra-real y demanda-oferta) y las carencias del marco de coordinación dentro de la UEM, la política económica ha ido transitando desde una posición de dominio monetario a otra de dominio fiscal, convirtiendo al anco Central Europeo en el policy maker de último recurso, lo cual tiene claras limitaciones. Cada vez que el anco Central uropeo ha intentado norma- lizar la situación, otro nuevo shock inesperado lo ha impedido. Al margen de los problemas de diseño en la gobernanza de la UEM, esta ha mostrado debilidades desde su creación, no solo por la falta de espíritu reformador de los Gobiernos nacionales que no han realizado las necesarias mejoras estructurales, sino tam- bién por los efectos negativos derivados de la falta de perfeccionamiento del mercado único.
No obstante, se ha hecho evidente que una moneda única requiere un mercado común al completo. En conclusión, la UEM necesita un cambio significativo en su gobernanza para poder enfrentarse a los desafíos del futuro, incluyendo una mayor flexibilidad y adapta- bilidad, que haga posible conjugar una visión estratégica a largo plazo y capacidad de toma de decisiones de manera más rápida y efectiva.
The Economic and Monetary Union (EMU) has been affected by three shocks of different nature and, consequently, it has been transforming its governance to address them, but always with a delay. The three shocks analyzed are the 2008 financial crisis, the C 2 -19 pandemic, and the consequences of the invasion of Ukraine. Given their different nature (financial-real and demand-supply) and the deficiencies in the coordination framework within the EMU, economic policy has transitioned from a position of monetary dominance to fiscal dominance, turning the uropean Central an into the ypolicË maer of last resort», which has clear limitations.
verË time the uropean Central an has tried to normalize the situation, another unexpected new shock has prevented it. Aside from the design problems in its governance, the EMU has shown weaknesses since its creation, not only due to the lack of reforming spirit from national governments that have not made the necessary structural improvements but also due to the negative effects derived from the lack of refinement of the Single Market.
However, it has become evident that a single currency requires a complete common market.
In conclusion, the EMU needs a significant change in its governance to face the challenges of the future, including greater qeÊibilitË and adaptability that make it possible to combine a long-term strategic vision with faster and more effective decision-making capabilities.