Uruguay está saliendo de la crisis más larga y grave de su historia, especialmente profunda en el 2002, con un retroceso del PIB cercano al 11 por 100, que colocó al país al borde de la cesación de pagos y que afectó, especialmente, al relativamente desarrollado sistema financiero (pérdida de depósitos, incremento de la morosidad y paralización del crédito). Que este crecimiento actual se mantenga en los próximos años dependerá de la continuidad de la política de ajuste fiscal y gestión monetaria que está llevando a cabo el actual equipo económico, así como de la puesta en práctica de importantes reformas estructurales que reduzcan el peso y el intervencionismo del Estado, tanto tiempo pospuestas y que la actual Administración del Presidente Batlle, a pesar de sus promesas al inicio de su mandato ha sido incapaz de realizar. El año 2004 es un año electoral. El próximo mes de octubre (o en noviembre en segunda vuelta) se elegirá al presidente que asuma el 1 de marzo de 2005. Estos larguísimos procesos electorales y el previsible triunfo de la coalición de izquierda, agrupada en torno al Encuentro Progresista- Frente Amplio que lidera Tabaré Vázquez, con un discurso radical y falto de un programa coherente introducen un elemento de incertidumbre sobre el futuro inmediato del país.