Con el telón de fondo de una de las crisis políticas más importantes de larecuperada democracia argentina, y cuando el sentir de la sociedad hacia lospolíticos se reflejaba fielmente en el lema «¡Qué se vayan todos!», a mediados de 2002, el Congreso sancionó la nueva ley de financiamiento de lospartidos políticos y las campañas electorales (Ley Nº 25.600).