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Las ideas nacen de la creatividad, probablemente una de las capacidades más propias del ser humano. Sin embargo, el desarrollo de dichas ideas requiere de unas condiciones favorables para ser probadas. Estas pruebas y su experimentación asociada son la antesala del conocimiento y el desarrollo económico basado en innovación donde nuevos productos, servicios y formas de hacer aparecen para quedarse. Este artículo recoge cómo el Ayuntamiento de Valencia, con un espíritu emprendedor y asumiendo el riesgo implícito a toda innovación, regula la conversión de la ciudad de Valencia en un Sandbox Urbano para la experimentación y al servicio del ecosistema de innovación local, nacional y europeo.
