Gelmar García Vidal, Mirna Lázara González Velázquez, Yaquelín Rodríguez Valdés, Beatriz Pupo Guisado
El desarrollo económico alcanzado en el siglo XX se ha caracterizado por el crecimiento del sector terciario de la economía. A partir de los años cincuenta el turismo se incrementó a nivel mundial de forma ininterrumpida, favorecido en una primera etapa por el florecimiento económico posbélico, y luego por la modernización de los medios de transporte y de las comunicaciones en general.
A inicios de la década de los 90 Cuba se ve obligada a redefinir su estrategia de desarrollo, planteándose la necesidad de explotar aquellos sectores capaces de generar con rapidez divisas frescas, que sirvan de base al sostenimiento inmediato y desarrollo ulterior de toda la economía. Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas, con la creación del Ministerio del Turismo (MINTUR) en 1994, y la Ley de Inversiones Extranjeras (No. 77 de 1995) se incrementan las asociaciones con capital extranjero y se crean las empresas e instituciones que realizan las actividades relacionadas con la prestación del servicio de alojamiento, comercio minorista, gastronomía, transporte, recreación y otros servicios relacionados con la actividad, conformando las cadenas turísticas, que incluyen empresas mixtas y contratos de asociación económica internacional.
La entidad hotelera, se convierte en un actor fundamental del sistema turístico, al desarrollar la mayor parte de las operaciones vinculadas a la estancia de los clientes. En este sentido, es preciso establecer mecanismos, que aseguren de forma consciente y estable, la continuidad y el fortalecimiento del sistema de dirección y gestión empresarial. Los mismos deben ser capaces de adaptarse a las transformaciones del entorno, definiendo estrategias que le permitan mejorar su competitividad y alcanzar niveles de ocupación cualitativa y cuantitativamente óptimos.
En la revisión del estado del arte, acerca de los enfoques actuales de la dirección estratégica, de forma general, se destaca la contribución de diferentes autores: Menguzzatto (1991), Yañez Gonzáles (1992), Wright (1994), Keneth Andrews (1997) , que incorporan otros conceptos, que aún resultan aislados, en su integración desde una perspectiva metodológica. Este análisis permite concluir, que en la literatura consultada, no existe al menos explícitamente, un tratamiento metodológico con una visión integradora de estos.
Por otro lado en el marco de esta investigación, el trabajo con expertos del sector, reflejan opiniones que denotan, que a pesar de los estándares de calidad de la infraestructura, en los servicios existentes, los recursos humanos, así como los índices favorables de satisfacción del cliente, aún no se alcanzan los niveles de utilidades deseados.
En apretada síntesis, lo analizado hasta aquí, constituye una problemática a resolver, lo cual permite concluir que la existencia de una brecha que se manifiesta entre la necesidad de una ruptura en la concepción del corto plazo para la inserción en el mercado internacional y la incapacidad de los métodos existentes que garanticen este empeño, está limitando las oportunidades de supervivencia a largo plazo.