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La creciente digitalización de la sociedad actual está dando lugar a problemas nuevos a los que el Derecho tiene que dar respuesta; las técnicas tradicionales silogísticas en las que basta con aplicar una norma clara y precisa a situaciones más o menos simples descritas en la norma no sirven. Ello lleva a aplicar técnicas de regulación utilizadas, hasta ahora, básicamente en el ámbito de la economía. Con las mismas se busca proteger los derechos de las personas en las nuevas situaciones en las que las tecnologías digitales hacen más difícil predeterminar en las normas las conductas permitidas o prohibidas. Se busca proteger también la democracia misma y el funcionamiento de un sistema económico en el que la libre y leal competencia es un elemento esencial.
Las primeras respuestas del Derecho de carácter regulatorio al inevitable proceso de digitalización de la sociedad actual las encontramos en el ámbito de la protección de datos; pero a ellas le están siguiendo las relativas a la inteligencia artificial o a los denominados neuro-derechos, entre otras. Esa extensión de técnicas regulatorias en ámbitos distintos del económico implica una transformación del Derecho. Para empezar del Derecho público al encomendar a autoridades administrativas independientes la vigilancia, supervisión y control en primera instancia del respeto a las reglas y principios en materias tales como la libertad de expresión y opinión, la información, la intimidad, etc, sin olvidar las últimas fronteras de una eventual transparencia de nuestros comportamientos y sentimientos a partir del acceso al sistema neuronal del cerebro. Pero ello afecta también al derecho privado y mercantil en la medida en que aspectos como la identidad, el nombre, la herencia, la publicidad o la comercialización de bienes y servicios queda afectada por la posesión monopólica de datos.
La interferencia de las nuevas autoridades administrativas independientes viene determinada especialmente por la apelación y remisión cada vez más intensa - desde las reglas y principios del Derecho – a ciencias, conocimientos o prácticas ajenas (aliunde) al Derecho, aunque metabolizadas por él. Esa ajenidad es lo que exige acudir a agencias administrativas no integradas solo por juristas, sino por expertos en otras ciencias o conocimientos, que acabarán abriendo el camino y condicionando las respuestas que jueces y magistrados finalmente darán en los procesos y conflictos entre partes que se sometan a su conocimiento.
The increasing digitalization of today’s society is giving rise to new problems to which the law has to provide answers; the traditional syllogistic techniques in which it is sufficient to apply a clear and precise rule to more or less simple situations described in the rule are no longer useful. This leads to the application of regulatory techniques used, until now, basically in the field of economics. The aim is to protect the rights of individuals in new situations in which digital technologies make it more difficult to predetermine in the rules what conduct is permitted or prohibited. It also seeks to protect democracy itself and the functioning of an economic system in which free and fair competition is an essential element.
The first regulatory legal responses to the inevitable process of digitalization of today’s society are to be found in the field of data protection; but these are being followed by those relating to artificial intelligence or the so-called neuro-rights, among others. This extension of regulatory techniques into areas other than the economic sphere implies a transformation of the law.
Transformation of public law first of all by entrusting independent administrative authorities with the supervision, monitoring and control of respect for rules and principles in matters such as freedom of expression and opinion, information, privacy, etc., without forgetting the final frontiers of a posible transparency of our behavior and feelings based on access to the brain’s neuronal system. But this also affects private and commercial law insofar as aspects such as identity, name, inheritance, advertising or the marketing of goods and services are affected by the monopolistic possession of data.
The interference of the new independent administrative authorities is determined especially by the increasingly intense appeal and referral - from the rules and principles of law - to sciences, knowledge or practices alien (aliunde) to the law, although metabolized by it. It is this alienness that requires recourse to administrative agencies made up not only of jurists, but also of experts in other sciences or knowledge, who will end up paving the way and conditioning the answers that judges and magistrates will finally give in the processes and conflicts between parties that are submitted to their knowledge.
