La dificultad para dirigir la empresa autogestionada ha sido uno de los argumentos que se han sostenido en la literatura económica para demostrar la inviabilidad del modelo. La existencia de personas dispuestas y con talento suficiente para dirigir, por un lado a trabajadores-propietarios y, por otro, asumir procesos de decisión colectiva, constituye un recurso escaso y que implicaría unos incentivos insostenibles para estas empresas tan peculiares. No obstante, el desarrollo de la empresa autogestionada ha demostrado la posibilidad de realizar esta labor falsando desde los hechos este argumento para su inviabilidad. En este trabajo se recoge de forma sistemática los hallazgos realizados en estudios empíricos desde diversas disciplinas sobre la labor directiva y sus peculiaridades respecto a otro tipo de empresas, en uno de los países de la Comunidad Europea donde la presencia de empresas autogestionadas resulta significativa. La estructura del trabajo tiene cuatro partes. En la primera se realiza una delimitación del sujeto, objeto y marco teórico. En la segunda se exponen las conclusiones obtenidas sobre la figura del directivo a nivel de valores, conocimientos y estilo de dirección. En la tercera parte se profundiza sobre el contexto en el que el directivo tiene que desarrollar su labor y colaborar en el gobierno de las empresas de trabajo asociado. En la cuarta parte se abordan algunos hallazgos en torno a cómo los directivos de este tipo de empresas promueven directamente o indirectamente la acción -a través de la delegación en otras personas-. Por último se evalúa el alcance de las ideas expuestas y se formulan posibles líneas de interés.