España ha sido tradicionalmente uno de los estados miembros de la UE más identificado con la ortodoxia comunitaria. A partir de 1992, sin embargo, la actitud española parece ser de una defensa a ultranza de intereses nacionales estrechamente definidos. ¿Ha cambiado sustancialmente la política española ante la UE? Evidentemente, existen señales de ciertos cambios en comportamientos tradicionales, tales como una opinión pública progresivamente más escéptica e incluso crítica con la UE y el proceso de integración, o la disolución del consenso entre los partidos políticos sobre la política europea. Sin embargo, la razón fundamental de este cambio hay que buscarla en la redefinición de las prioridades de la propia UE, que divergen cada vez más de los intereses españoles. En este nuevo contexto, la defensa de los intereses nacionales, debe basarse ahora en instrumentos de negociación tradicionales.