Han transcurrido veinte años desde que por primera vez se contemplase en España la posibilidad real de transitar hacia el establecimiento de un sistema de partidos. El artículo examina este proceso de formación a la luz tanto de la teoría clásica (concepción y variables básicas) como de las modernas aportaciones (cambio, continuidad y adaptabilidad). También contempla la formación de los distintos subsistemas de partidos regionales, posibles gracias al estado autonómico. Al final se exponen de forma sistemática una serie de conclusiones, entre las que destacan una pertinaz falta de continuidad y la adaptabilidad manifestada más por algunos partidos políticos que por el propio sistema, en el transcurso de las dos últimas décadas.