La primera visita de Waldo Frank a Buenos Aires en 1929, organizada por el editor judío Samuel Glusberg (Enrique Espinoza), tendría un gran impacto, tanto en los dos amigos epistolares como también en la aristocrática salonnière Victoria Ocampo, y provocaría profundos cambios en el campo intelectual argentino. Una mirada a las políticas culturales practicadas por estas tres figuras ‘americanas’, aparentemente disímiles y aunadas por la trascendental gira de conferencias de Frank, pondrá de manifiesto el papel clave desempeñado por estos agentes culturales, a través de las redes intelectuales por las que se desenvolvían, en la creación de un espacio ‘americano’ policéntrico, por encima de paradigmas nacionales, regionales y territoriales, el cual implicaba la consiguiente construcción de una conciencia (latino)americana. El texto mostrará cómo, a medida que sus proyectos vitales se iban transformando en empresas culturales colectivas, los tres lograron articular su circunstancia personal con la integración de espacios culturales inter– e intraamericanos, en los que el poder aglutinante de una identidad cultural percibida, de experiencias comunes o de afinidades estéticas y políticas, tenía más peso que barreras de nación, etnicidad o género.
Waldo Frank’s first visit to Buenos Aires in 1929, organised by the Jewish editor Samuel Glusberg ( Enrique Espinoza), was to impact greatly on the two hitherto epistolary friends, as well as on the aristocratic salonnière Victoria Ocampo, leading to profound changes in the Argentine intellectual field. A glance at the cultural politics practiced by these three ostensibly dissimilar ‘American’ figures, brought together by Frank’s fateful lecture tour, will highlight the pivotal role that these cultural agents played, through the intellectual networks in which they circulated, in creating a polycentric ‘American’ space that transcended national, regional, and territorial paradigms and which necessarily implied the construction of a concomitant (Latin) American consciousness. The text will show how, as their individual vital projects blended into their collective cultural enterprises, the three succeeded in articulating their personal circumstance with the creation ofintegrated inter– and intra–American cultural spaces, where the cohesiveness of a perceived cultural identity or experiential commonalities, of aesthetic or political affinities, held more sway than barriers of nation, ethnicity or gender.