Nuestro Ordenamiento no ha regulado la profesión de asesor fiscal, sin embargo ésta puede considerarse una profesión liberal, libre o no sujeta, no titulada y en proceso de formación. El asesor fiscal es un profesional liberal porque se dan en él las características que tradicionalmente se han venido atribuyendo a los mismos (formación especializada, independencia, autorregulación, confianza, confidencialidad, función social, onerosidad, honorabilidad y, consecuencia de todo ello, el respeto de una deontología). Mientras el legislador decida cuándo y cómo regular esta profesión, los que se dediquen a la misma, por su condición de profesionales y por la función que la sociedad de hecho les encomienda, están obligados a respetar unas normas éticas o deontología profesional. En el presente trabajo se analiza la consideración de la asesoría fiscal como profesión, y derivado de ello, la necesidad de respetar una ética o deontología, tanto frente al cliente como frente a la Administración.