El artículo parte del análisis de la creación de empleo en el primer ciclo de la economía del conocimiento en Europa (1994-2000), cuyas pautas confirman la vulnerabilidad del tercio inferior poco cualificado. A continuación, expone los dilemas que representa la inclusión social desde la educación, teniendo en cuenta la hegemonía conservadora y su afán de reproducción social. Por último, se defiende una nueva titularidad de derechos en el acceso al conocimiento que pivota en torno al reconocimiento de los saberes no-formales y a la participación democrática en torno a su decisión pública.