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Pablo García García
Las transiciones energéticas justas han resurgido de sus raíces sindicalistas para ganar un impulso político y académico cada vez mayor, especialmente promovidas por los ODS. En el paso del sindicalismo al debate general, la noción ha adquirido diversos matices que determinan su alcance normativo. Se han propuesto teóricamente cuatro enfoques principales para clasificar los puntos de vista en la actualidad: statu quo, gerencial, estructural y transformador. Implícitamente, estos enfoques observan dos dimensiones: individualismo versus colectivismo y crecimiento verde versus postcrecimiento. Si bien esta clasificación ha sido útil para estudiar las posiciones de grupos de individuos en organizaciones internacionales, ONG y movimientos activistas, este artículo sugiere comprobar si sigue siendo operativa en contraste con las actitudes y percepciones de los individuos. A través de estadísticas básicas, algoritmos de agrupamiento y análisis de correspondencias aplicados a la versión más reciente de la Encuesta Social Europea (2020-2022), esta contribución encuentra tres ideas clave. Primero, aunque la clasificación empírica de cuatro grupos se asemeja a algunos de los rasgos teóricos, no se ajusta a los enfoques. La dimensión individualismo versus colectivismo es operativa, pero la dimensión ambiental es difícil de determinar. En segundo lugar, existen empíricamente veintitrés grupos óptimos. Tres grupos congregan a más del 90% de los encuestados. Los restantes grupos marginales pero óptimos señalan la relevancia de observar perfiles aislados en el estudio y la planificación política de las transiciones energéticas justas. Finalmente, los valores humanos tienen mayor capacidad explicativa que las variables sociodemográficas y políticas.
Just energy transitions have re-emerged from their unionist roots to gain increasing momentum politically and scholarly, especially driven by the SDGs. In the movement from unionism to mainstream debate, the notion has acquired diverse nuances that determine its normative scope. Four major approaches have been theoretically proposed to classify views currently: statu quo, managerial, structural, and transformative. Implicitly, these approaches observe two dimensions: individualism versus collectivism, and green growth versus postgrowth. Although this classification has been useful to study the positions of groups of individuals in international organisations, NGOs, and activist movements, this paper suggests testing if it remains operative in contrast with individuals’ attitudes and perceptions. Through basic statistics, clustering algorithms, and correspondence analysis applied to the most recent version of the European Social Survey (2020-2022), this contribution finds three key insights.
First, although the empirical four-group classification resembles some of the theoretical traits, it does not fit the approaches. The individualism versus collectivism dimension is operational, but the environmental dimension is difficult to determine. Second, empirically, twenty-three optimal groups exist. Three groups congregate more than 90% of respondents. The remaining marginal but optimal groups point to the relevance of observing isolated profiles in the study and political planning of just energy transitions. Finally, human values show greater explanatory capacity than sociodemographic and political variables.
