Ana Clara Rey Segovia
El auge de la distopía en el audiovisual contemporáneo coincide, en buena parte, con el ciclo de protestas inaugurado por movimientos como Occupy en los Estados Unidos o el 15M español, movimientos conformados, mayoritariamente, por jóvenes.
Esta coincidencia no es casual: el género distópico ha sido tradicionalmente asociado a una forma de denuncia, enfocada a promover la reflexión crítica y transformadora sobre la realidad. No obstante, la mirada atenta a algunos de los filmes distópicos más populares entre el público juvenil demostrará que los mismos reproducen lo que Fisher (2018: 49) denominó la “impotencia reflexiva”, característica de nuestra época.
Su estructura narrativa invitaría a los jóvenes espectadores a una lectura aleccionadora sobre los límites de la realidad, llamando a la resignación ante la misma.
The recent boom of the dystopian genre in today's audiovisual industry closely echoes the cycle of social protests initiated by social movements like Occupy in the United States or the Spanish 15M —movements led mainly by young people.
This is not fortuitous: dystopia has been traditionally associated with a form of denunciation, focused on promoting critical and trasnformative reflection about reality. However, a closer look into some of the most popular dystopian films among young audiences reveals that contemporary dystopias tend to reproduce that which Fisher (2018: 49) called the “reflexive impotence” —impotence that characterizes our time. The narrative structure of these dystopias invites young viewers to a sobering interpretation about the limits of reality, appealing to their conformity with them.