Tras tres décadas de un espectacular desarrollo de Internet, la utopía libertaria de la Red ahora es reivindicada por la extrema derecha estadounidense. Ello, en detrimento de una izquierda legítimamente preocupada por proteger a los más vulnerables frente a los discursos del odio, pero que deja en manos de las empresas capitalistas la regulación de las redes.