El feminismo musulmán lleva muchos años combatiendo contra la opresión sexista en una lucha que, en muchos casos, como el de Marruecos, nació en un contexto colonizador, en el seno de los movimientos nacionalistas y reivindicativos de la primera mitad del siglo xx. Desde entonces, podemos apreciar claramente en ese feminismo una corriente más específica de feminismo islámico, basado en una justificación de la religión que deconstruye la exégesis patriarcal. Ello supone una relectura de los textos sagrados con vistas a la profunda renovación del pensamiento musulmán a partir del género como instrumento de análisis. Alentado por figuras tan importantes como Fatema Mernissi o Aïcha Belaarbi, el feminismo islámico reivindica la necesidad de contemplar el islam dejando a un lado la discriminación de sexos, lo cual resulta tan beneficioso para las mujeres como para los hombres, unas y otros atrapados en las injusticias y los estereotipos instaurados en la sociedad actual.