Oumaya Amghar Ait Moussa
Las mujeres musulmanas son objeto de toda una serie de prejuicios y estereotipos negativos ligados a su religión, el islam, entre los que se encuentra la asunción de que las desigualdades entre hombres y mujeres en los países de mayoría musulmana se deben a la religión. Sin embargo, el patriarcado ya estaba presente antes de esta. Otros prejuicios en torno a las mujeres musulmanas son la falta de educación o el uso del hiyab. No obstante, aunque en algunos países sí que se impone su uso, en otros es una vía para que las mujeres tomen el control de su cuerpo y adopten una forma de vestir con la que se sienten cómodas. En Europa, las mujeres que llevan hiyab han sido objeto de una discriminación que, en el caso de Francia, ha llevado al gobierno a tomar medidas de prohibición que cuestionan los derechos de estas mujeres, que son, con diferencia, las mayores víctimas de la islamofobia en Europa. Puesto que la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres trasciende toda religión, política o cultura, los gobiernos deben centrarse en tomar medidas legales igualitarias y facilitar el acceso a la educación de las mujeres que, de ese modo, tendrán mayor capacidad de elección entre las opciones vitales a su alcance.