ras el derrocamiento de Muamar Gadafi en Libia en 2011, y a pesar de los deseos mayoritarios de la población, no se han realizado reformas y avances profundos en las políticas empresariales y de empleo capaces de activar la economía y la riqueza social del país, a pesar de ciertas iniciativas del Programa de Pequeñas y Medianas Empresas y del creciente interés de los ciudadanos por la emprendeduría. Las mujeres son quienes más han sufrido las consecuencias de la inestabilidad económica en estos años, pero, aunque no hay datos fiables de su participación en proyectos empresariales, y aunque se enfrentan a una incertidumbre sostenida y a numerosos obstáculos de financiación y trámites administrativos, lo cierto es que muchas mujeres libias han emprendido su propio negocio. Es urgente cambiar la situación en el país para que las mujeres obtengan más apoyo en sus proyectos y contribuyan con todo su potencial al desarrollo económico del país.