Hermann Simon
La inflación, que se asienta en estos momentos en la economía para un largo periodo de tiempo, implica serias distorsiones tanto en el desarrollo de la economía como en la incidencia de conflictos constantes en la propia Sociedad. Lo que invalida, en una amplia medida las actuaciones directivas de la empresa consecuencia de la inestabilidad monetaria, esto es, el valor de la moneda con la que se plantean e inciden, valoran todas las acciones empresariales. Y lo que afecta, por un lado, de manera significativa al comportamiento directivo de la empresa y su entorno al “valorar” el resultado de sus decisiones. La pérdida de “valor” de la unidad de medida, conlleva una distorsión al “valorar” las acciones empresariales. El “precio” de los recursos, de los procesos de producción y del producto no refleja el “valor” de los mismos, por lo que las decisiones empresariales son erróneas y pueden llegar a poner en peligro la propia existencia de la empresa. Lo que Simon recoge, de forma muy precisa, es todo el proceso que caracteriza las erróneas decisiones empresariales que conducen a un cortoplacismo en los diseños de desarrollo de la empresa y de sus resultados. Sin estabilidad de precios que facilite el cálculo económico, correcto manteniendo e identificando el “precio” con el “valor” de los recursos, de los procesos y de la acción directiva no se consigue el largo plazo necesario que precisa toda estrategia empresarial, así como la acción de gestión tanto de las empresas como de las economías domésticas y las economías industriales. La inflación hace imposible el desarrollo eficiente económico y socialmente, la eliminación de la conflictividad social y el desarrollo de las economías domésticas.
Inflation, which is going to be present in the economy for quite a long time, brings with it a serious set of distortions, both in terms of the economy’s growth and in terms of social conflict. This in turn nullifies, to a great extent, business management’s actions taken as a result of monetary instability. In other words, the value of the currency with which all business action is proposed, impacted, or valued is no longer stable. This, on the one hand, significantly affects how a business’ management and environment will behave when evaluating the results of their decisions. The loss of the unit of measurement’s value necessarily gives rise to distortions when evaluating business actions. The price of resources, of production processes and of the product itself will not reflect their value. Thus, business decisions are erroneous and can, indeed, lead to the continued existence of the business itself being brought into question. Here, Simon has outlined in great precision the entire process characterising the erroneous business decisions which lead to short-termism in the business’ development designs and subsequent results. When price instability means that it is difficult to undertake economic calculations correctly, maintaining and identifying the relationship between the price and value of resources – and that of management processes and action – then the long-term view, so necessary to both business, domestic and industrial economies, becomes unattainable. Inflation makes it impossible to develop economically and socially. Inflation fans the flame of social conflict. Inflation smothers the progress of domestic economies.