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El mercado mundial del gas natural sufrió un gran impacto en 2022, con la reducción del suministro procedente de Rusia a Europa lo que ejerció una presión sin precedentes en el mercado del gas europeo, desencadenando una crisis de precios del gas mundial. A pesar de esta inesperada reducción de suministro. Europa consiguió acumular inventarios de gas muy por encima de los promedios históricos antes de la llegada del invierno. Esto fue posible por una entrada récord de gas natural licuado (GNL) y una fuerte caída en el consumo, particularmente en industrias intensivas en energía. También contribuyó a la caída del consumo de gas para calefacción el clima invernal inusualmente templado en el hemisferio norte. El incremento de las entradas de GNL fue posible, en parte, por la entrada en funcionamiento antes de lo que muchos analistas calculaban de centrales flotantes de regasificación en Alemania. Para 2023 y 2024 las perspectivas han mejorado con respecto a las de hace solo seis meses, cuando el análisis más extendido era que el problema grave de desabastecimiento sería en el invierno de 2023/2024. Hoy, aunque el balance mundial de gas no está exento de riesgos y todavía persisten incertidumbres, la visión más generalizada es que no habrá un problema de abastecimiento en Europa y que no volveremos a los máximos históricos de precios registrados en 2022.
