De nada han servido los nuevos ordenadores IBM-31, tres veces más potentes que los empleados en la época de los viajes "Apolo", que supervisan todo el programa del space shuttle. La explosión del transbordador espacial "Challenger", en el vuelo número 24 del programa shuttle aprobado por Richard Nixon en 1972, ha quebrado temporalmente el sueño feliz de la astronaútica.