Renaud Lambert
Los medios de comunicación a menudo contemplan la economía como si de meteorología se tratara: una sucesión de fenómenos cuyas causas es infructuoso tratar de determinar. Así sucede con el valor de las monedas, cuya evolución se caracteriza, supuestamente, por periodos de borrascas, seguidos de bonanzas, acaso algún rayo de sol. Pero hay una divisa que se distingue por una persistente acumulación de nubes en su horizonte: el euro.