Durante las últimas semanas, la oligarquía boliviana ha lanzado diversas operaciones destinadas a debilitar al Gobierno, o incluso derrocarlo, desde la provincia de Santa Cruz: manifestaciones violentas, huelgas patronales, etc. Lejos de esta agitación, pero a solo unas decenas de kilómetros, una comunidad religiosa evangélica sigue con una vida intemporal.