Cuando se ponen en contacto dos formas distintas de resolver la duda de cómo afecta un cambio de residencia habitual a la competencia judicial internacional en materia de protección de menores (perpetuación de la jurisdicción en Bruselas II o transferencia de la competencia en el Convenio de La Haya sobre protección de menores de 1996), hay que optar, y eso es lo que hace la sentencia del TJ de 14 de julio de 2022, anclando su respuesta en motivos propios del Derecho de los tratados, y haciendo prevalecer en consecuencia la solución del Convenio.
When two different ways of resolving the question of how a change of habitual residence affects international jurisdiction in matters of child protection (perpetuation of jurisdiction in Brussels II or transfer of jurisdiction in the 1996 Hague Convention on the Protection of Children) come into contact, it is necessary to opt, and that is what the judgment of the CJ of 14 July 2022 does, anchoring its answer in reasons specific to the law of treaties, and consequently making the Convention solution prevail.