Pasear nuestros centros históricos es atravesar un lugar construido durante siglos, supone viajar a través del tiempo.
Las continuas actuaciones sobre las superficies de nuestras calles y plazas han hecho de este viaje una experiencia cada vez más continua y monótona. Las continuidades asfálticas han facilitado que el automóvil robe la calle a sus paseantes.
Enterrados bajo esta nueva epidermis urbana hay un sinfín de estratos que han sido olvidados, desde las sucesivas construcciones humanas hasta las huellas de naturalezas primitivas.
Ante la inesperada aparición de un nuevo elemento urbano de gran valor cultural que distorsiona profundamente el denso espacio público del centro histórico de Onda proponemos la combinación de cuatro estrategias de continuación que suponen cuatro maneras de abordar una transición topográfica e histórica.