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Nancy E. Wright
En la erudición de las relaciones internacionales (RI), las islas rara vez se consideran, excepto en contextos específicos, y esos contextos rara vez involucran dimensiones que convencionalmente se consideran importantes. La mayoría de las islas, ya sean soberanas, semiautónomas o completamente no autónomas, están relegadas a los márgenes de la erudición de las RI. Este artículo desafía la validez de esta marginación al presentar y examinar islas autónomas tanto soberanas como no soberanas como actores internacionales. Estos ejemplos ilustran la gran paradoja de las islas, a saber, que a lo largo de la historia estas han funcionado como puntos centrales en lugar de ideas secundarias y, debido a ese papel central, las islas encarnan la síntesis de la cultura y la política que constituyen nuevas identidades. Las islas artificiales aportan una mayor complejidad pasada por alto al ejercer una autonomía libre de soberanía. Finalmente, las islas, especialmente los países insulares pequeños, refuerzan y desafían las teorías estándar de relaciones internacionales al ser a la vez autónomos y por necesidad integrados en la globalización. Todas estas características constituyen una centralidad dialéctica, en la que las islas, autosuficientes pero marginadas, juegan un papel central en las relaciones internacionales. Este artículo trae estos territorios colectivamente al frente, con el fin de ilustrar su importancia actualmente subestimada en la disciplina de RI como actores globales.
In the field of international relations (IR), islands are rarely considered, except in specific contexts which seldom involve dimensions conventionally considered important. Most islands, whether sovereign, semi-autonomous, or completely non-self-governing, are relegated to the margins of IR scholars. This article challenges the validity of this marginalization by presenting and examining both sovereign and non-sovereign autonomous islands as international actors. These examples illustrate the great paradox of islands, namely that throughout history, islands have functioned as pivotal points rather than as afterthoughts, and, because of that central role, islands embody syntheses of culture and politics that constitute new identities, and in some cases unique capabilities. A key example is artificial islands, which illustrate a further overlooked complexity by exerting autonomy free of sovereignty. Finally, islands, especially small island countries, both reinforce and challenge standard IR theories by being at once both self-contained and by necessity integrated globally. All of these characteristics constitute a dialectic centrality, in which islands, self-contained yet marginalized, play a central role in international relations. This article brings these islands collectively to the forefront, with a view to illustrating their currently underestimated importance in the discipline of IR as global actors. This article brings these islands collectively to the forefront, with a view to illustrating their currently underestimated importance in the discipline of IR as global actors.
