Las bases de la democracia se sustentan, como bien se puso de manifiesto a lo largo del pasado siglo XX, en los valores básicos de libertad, igualdad, participación con respeto al pluralismo político y el reconocimiento del principio de la mayoría para la toma de decisiones en el marco del Estado Social y Democrático de Derecho. Por ello, todas las modalidades de deslegitimación de la democracia y del Estado democrático, basadas en fundamentos para la generación de formas legitimadoras de dominación, apuntan a un proceso de quiebra o, cuando menos, erosión de los principios básicos de la democracia.