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Conversación con Salvador Allende, la entrevista que Régis Debray le hizo a Allende en Santiago de Chile tras su liberación de la cárcel de Camiri, Bolivia, a fines de 1970, se publicó a lo largo de 1971 en distantes ciudades del planeta en sellos ligados a la nueva izquierda intelectual. A pesar de esta sincronización, las variantes impresas del diálogo echaron a rodar, a través de las opciones editoriales que pusieron en juego, lecturas disímiles de la “vía chilena al socialismo”. Aun así, la publicación movilizaba algo más que una querella de orden estratégico. Debray era ya entonces un personaje relevante de la esfera pública re-gional e internacional: además de bestseller político, desde su detención en Bolivia era protagonista de la crónica informativa, tanto seria como sensacionalista. La prensa de Buenos Aires reprodujo fragmentos de la conversación publicada del otro lado de la cordillera por el quincenario Punto Final,que definió su salida como un “golpe periodístico interna-cional”. Versión en la prensa y libro de bolsillo se potenciaban así en una suerte de caja de resonancia, promoviendo que la querella sobre la vía chilena al socialismo cruzara no solo una frontera espacial, sino también la que separaba públicos y universos de lectores
Conversación con Salvador Allende, the interview that Régis Debray held to Allende in Santiago de Chile after his release from the prison of Camiri, Bolivia, in the late 1970s, was published throughout 1971 in distant cities of the planet in publishing houses linked to the new intellectual left. In spite of this synchronization, the printed versions of the dialogue led to dissimilar readings of the Chilean road to socialism through its editorials options. Even so, the publication implied more than a strategic discussion. Debray was already a celebrity in the regional and international public sphere. Besides being a political bestseller, he was also the protagonist of both serious and sensationalist newspapers, since his detention in Bolivia. The Argentinean press reproduced fragments of the conversation published in Chile by the magazine Punto Final, which defined the publication as an “international journalistic coup”. The press version and the pocket book reinforced each other. The discussion about the Chilean road to socialism crossed not only a spatial border, but also the border which separated different kinds readers
