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Las relaciones de China con el resto de países en Asia, Europa Central y Oriental y Oceanía son complejas y con características particulares. Los retos del gigante asiático en estos países son, cuando menos, desafiantes, empezando por la intimidación económica de Pekín en aquellos países que le resultan estratégicamente importantes para cumplir sus objetivos internos, y continuando por hacer frente a cuestiones geopolíticas, como la intención de reducir la influencia de Estados Unidos y sus aliados asiáticos en el Indo-Pacífico. La guerra comercial y tecnológica con Estados Unidos, sus lazos con Rusia y la negativa a condenar la invasión a Ucrania, relacionada con el orden mundial por sus claras implicaciones globales, han aumentado las tensiones de China con muchos países de estas zonas, viniendo acompañada de una nueva definición de las relaciones del gigante asiático con el resto del mundo, donde China se esfuerza por estrechar sus relaciones con los países de Asia, Europa y Oceanía en los que aún tiene gran influencia en un mundo cada vez más polarizado.
