Las relaciones de trabajo constituyen un ámbito particularmente expuesto a intromisiones en la vida privada debido a la implicación personal del trabajador en la prestación de servicios así como a las amplias facultades de dirección y control reconocidos al empresario. La situación del demandante de un empleo es especialmente delicada, pues está inmerso en una situación de mayor indefensión y debilidad que la del trabajador contratado e integrado plenamente en una empresa, lo que hace que esté especialmente expuestos a los riesgos que implica una utilización incontrolada de la informática.