Sergio Ramírez Mercado
Rubén Darío no es solo uno de los más grandes poetas de la lengua española. Es también un magnífico promotor de la educación. Cuando se despide de Nicaragua en 1908, después de su viaje triunfal a la tierra natal tras muchos años de ausencia, lo que recomienda a los jóvenes, más que hacerse poetas, es aprender las artes liberales, de provecho para el avance del país. Recomienda abrir escuelas técnicas donde se enseñen oficios útiles en beneficio del bien común.