No deja de ser una casualidad que los aspectos más positivos del Avance de la Revisión del Plan General de Madrid se encuentren allí donde la voluntad de crecer cuanto más mejor pierden protagonismo a favor de opciones de transformación de la ciudad. El Plan queda reducido al plano, mientras que la programación recibe un tratamiento secundario a la vez que, un cierto horror al vacío parece obligar a llenarlo todo.