Esepeú
Alcalá de Henares, reina del tecnocrático corredor Madrid-Guadalajara, alberga en su interior un patrimonio urbano vuelto sobre sí mismo, un universo cerrado, asfixiante que ha desecado el espacio público. Se hace preciso violentar delicadamente este legado, abrir sus muros al uso público, y no bajo la fórmula del "contenedorismo" al uso sino incorporando espacios abiertos a la trama urbana. La operación de salvar Alcalá desde la Comunidad puede ser una empresa cultural de alta rentabilidad que devuelva el pulso necesario a una ciudad que iba para gran centro industrial y se quedó en dormitorio.