Desde que don Pío escribiera su trilogía maldita, "La lucha por la vida", ha llovido mucho y habrá de llover aún más. Con todo, los recodos del Madrid finisecular por los que discurren las andanzas de Manolo y las gentes del bronce permanecen, si no físicamente, como la buñolería de San Ginés, sí en la memoria de las gentes de la Inclusa y La Latina que todavía tienen un recuerdo para La Blasa o los "soguillas". Es a ese recorrido a través de un tiempo definitivamente perdido al que invitan las páginas que siguen.