Dos nuevos fenómenos están siendo decisivos, y lo serán cada vez más, en la configuración territorial: la reestructuración económica ligada a la salida de la crisis mundial y la revolución tecnológica propiciada por las "nuevas tecnologías". Ambos fenómenos tienen su epicentro y su más desarrollado exponente en Estados Unidos y aunque el modelo norteamericano no sea, obviamente, trasplantable a otras latitudes "piedra a piedra", sirve sin embargo para detectar tendencias cuya lógica habrá que integrar en una trama más compleja para especificar sus efectos en otras sociedades.