A finales de junio se celebró en Madrid la XXX Cumbre de la OTAN, en la que la Alianza adoptó su nuevo concepto estratégico y estableció los criterios para su colaboración con la UE en pro de una mejor seguridad y defensa en Europa. La Cumbre de la OTAN en Madrid ha sido un gran éxito internacional para España, aunque nuestro país no haya conseguido que se consagren satisfactoriamente en el nuevo concepto estratégico sus principales prioridades: la potenciación del flanco Sur de la Organización y la cobertura explícita de Ceuta y Melilla por el paragua protector del art. 5 del Tratado de Washington. Tan absurdo sería pretender que la OTAN realizara una labor predominantemente política y económica, como que la UE lo hiciera en el ámbito militar. En el plano de la seguridad y defensa, la OTAN tiene prioridad, tanto por historia y vocación, como por la posesión de los medios militares necesarios de los que la UE por ahora carece. Los intereses políticos de la UE no siempre coinciden con los de Estados Unidos y hay que dejar un cierto margen de acción en conflictos regionales, subregionales o locales que no interesen allende el Atlántico y, por ello, la Unión debe tener su propio Ejército, por reducido aunque éste siempre necesitará de la cobertura logística de la OTAN.