Tras la constitución de los primeros ayuntamientos democráticos, el movimiento vecinal, en otros tiempos pujante, parece haber entrado en un período de crisis profunda. El problema no es sencillo y responde a una multiplicidad de causas: ausencia de líderes, relaciones entre ayuntamientos y asociaciones y a su vez de estás con los partidos que históricamente trabajaron en ellas. Late un profundo malentendido entre las asociaciones y los partidos que es preciso superar para que el movimiento vecinal recupere su espacio crítico hoy en cuestión.