La invasión de Ucrania ha recordado los riesgos inherentes a la cobertura de conflictos armados: periodistas bombardeados, ejecutados, víctimas de explosiones contra sus edificios… El abandono de los medios españoles respecto a la cobertura de guerras, cada vez más delegada en la figura del freelance -a los que se paga poco, mal y tarde, solo por crónica publicada, desatendiendo el resto de los gastos que implica y la responsabilidad sobre la seguridad del informador- contrasta con la inversión de otros medios internacionales. En muchos casos, los medios económicos de los que disponen los periodistas deciden su supervivencia.