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Emilio de Miguel Calabria
Cuando en 2007 el primer ministro japonés Shinzo Abe acuñó el término Indo-Pacífico en su discurso ante el Parlamento indio habló de un “Arco de Libertad y Prosperidad”. Aunque en sus palabras había referencias a la seguridad marítima y a la cooperación entre Japón e India en cuestiones de seguridad, el Indo-Pacífico era visto ante todo como una región “abierta y transparente” por la que circularían libremente “personas, bienes, capital y conocimiento”.
El término no cobró realmente relevancia hasta que la administración de Donald Trump lo asumió como propio en el marco de su política de contención del auge de China. El cambio de énfasis con respecto al concepto avanzado por Abe quedó de manifiesto en la declaración conjunta de Trump y el primer ministro indio, Narendra Modi, el 27 de junio de 2017, durante la visita del segundo a Washington. En ella, las cuestiones de seguridad tuvieron un lugar destacado: apoyo a la membresía india en el Grupo de Suministradores Nucleares, contraterrorismo y las provocaciones de China, entre otras.
Muchos de los asuntos sobre los que girarían posteriormente las distintas estrategias sobre el Indo-Pacífico –libertad de navegación, sobrevuelo y comercio, respeto de un orden internacional basado en normas, apoyo a la conectividad a través de infraestructuras sostenibles financiera y medioambientalmente– estaban contemplados ya en esta declaración de Trump y Modi. En lo sucesivo, las distintas estrategias para el Indo-Pacífico deberían incluir el aspecto de la seguridad, y el marco de referencia tácito –el elefante en la habitación– sería el del ascenso de una China asertiva que cuestiona el orden liberal internacional.
¿Una estrategia más? En los últimos tres años, diversos países y asociaciones han elaborado sus respectivas estrategias para la región. La Unión Europea aprobó su Estrategia para la Cooperación en el Indo-Pacífico en septiembre de 2021. Todos…
