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México no se caracteriza por tener una ciudadanía altamente participativa. Con excepción del voto, otras actividades frecuentes, en democracias consolidadas como el contactar un diputado, asistir a una reunión de cabildo, firmar una petición o participar en una organización civil, no son habituales para los mexicanos. Este trabajo reflexiona: por qué un individuo decide asociarse y ser parte de una organización de la sociedad civil en México; qué lleva a la gente a canalizar sus demandas por medio de este tipo de organización en lugar de hacerlo mediante grupos de interés, movimientos socia-les, partidos políticos o empresas; cómo se puede fomentar la participación y la organización de los ciudadanos en una democracia como la mexicana.
