El cambio político que arrasó a Egipto el 25 de enero de 2011 pone en cuestionamiento renombrados análisis sobre el país. Si bien es difícil evaluar y definir un fenómeno social que inició hace nueve meses y sigue evolucionando, se recurre a algunas herramientas teóricas y al trabajo de campo para identificar lo que no sucedió y lo que no está sucediendo en Egipto. Este método demuestra cómo al excluir ciertas definiciones científicas y la lógica popular que no concuerdan con los datos empíricos posteriores al 25 de enero es posible definir a grandes rasgos lo que está ocurriendo en Egipto. También puede ayudar a predecir los retos que el país habrá de enfrentar en el futuro.