En tanto que se preparan las elecciones en Irak, en unas condiciones marcadas por la inseguridad, el ministro de Defensa de Bagdad ha acusado a Irán y a Siria de ser los responsables de la violencia. Retoma así las imputaciones de la Administración americana y de los neoconservadores, quienes, a pesar del cenagal iraquí, no han renunciado a su proyecto de remodelar Oriente Próximo. Su objetivo número uno: el cambio del régimen nacido de la revolución islámica.