Se ha visto en el Consejo de 22 y 23 de marzo en Bruselas: la subida del “no” en Francia hace movilizarse a Europa. Así, en la mayoría de los Veinticinco, la “Constitución” europea será adoptada sin debate sobre su contenido. Según estos gobiernos, estar contra el tratado es estar contra Europa. Pero en varios países las opiniones públicas no se dejan engañar y, con toda razón, rechazan separar el texto de su contexto. En el Este las consecuencias de la liberalización a ultranza que impone la adhesión a la Unión –y que no se ve compensada por el aumento de las ayudas humanitarias– provocan el desencanto. En el oeste, muchos son los movimientos sociales que actúan en Francia para detener la deriva liberal y relanzar la construcción europea sobre otros principios.