El pasado 13 de abril Tokio ha concedido derechos de exploración a compañías petroleras en el mar de China, en las proximidades de las islas llamadas Senkaku por los japoneses y Diayou por los chinos, quienes reclaman su soberanía. Esta querella ilustra la competencia a la que se libran los países con fuerte crecimiento para aprovisionarse de gas natural y de petróleo. Rusia lo ha comprendido bien y por eso trabaja en grandes proyectos de transporte.