Alain Astaud
Si bien los Estados Unidos son los primeros en denunciar la corrupción y el dinero sucio cuando quieren poner en la picota a un gobierno que no les place, permanecen sin embargo muy discretos cuando se trata de un poder amigo o de un Estado que asegure su aprovisionamiento energético. Es así como el Banco estadounidense Riggs ha podido, durante decenios, cubrir los desfalcos de fondos del general Augusto Pinochet en Chile o del dictador Teodoro Obiang Nguema en Guinea Ecuatorial.