Con ocasión de la cumbre del G-8 en Gleneagles (Escocia), a comienzos de julio de 2005, se han realizado en todas partes importantes manifestaciones –entre ellas, el gran concierto solidario Live 8– con el fin de presionar a los dirigentes de las ocho principales potencias mundiales y obligarles a acabar con la pobreza. Todo en vano. Sin embargo, las soluciones existen. Y bastaría con dar muestras de una verdadera voluntad política para cambiar finalmente el mundo.