Desde la devastadora crisis económica que estalló en Argentina en 2001, cada vez más desempleados ocupan sus empresas en quiebra y las ponen nuevamente en funcionamiento sin sus patronos. Si bien logran producir y autogestionarse gracias a su creatividad y a un amplio movimiento de solidaridad, también reclaman reformas y políticas públicas que apoyen a sus nuevas cooperativas. Más que el derecho a la propiedad, todos invocan el derecho al trabajo.